Antiguamente la gente creía que cuando alguien muere, un cuervo se lleva
su alma a la tierra de los muertos. Pero a veces sucede algo tan
horrible que junto con el alma, el cuervo se lleva su propia tristeza y
el alma no puede descansar. Y a veces, solo a veces, el cuervo puede
traer de vuelta el alma para enmendar el mal. Los edificios parecen
antorchas, no quedan más que cenizas...Y sé que si el amor es verdadero
siempre durará mucho más allá de la muerte. Si nos roban a nuestros
seres queridos, la forma de hacer que vivan más tiempo es no dejar de
amarlos nunca. Los edificios arden y las personas mueren pero el amor
verdadero hacia ellos es para siempre.
No puede llover por siempre...Y por aquí el cuervo nunca emprendió su
vuelo, aún sigue posado en el muro de la terraza, se posa también en la
puerta de mi cuarto...Y sus ojos tienen la apariencia de alguien que
está soñando, y la luz de la lámpara que sobre él se derrama tiende en
el suelo sus cuatro sombras...Y mi alma, del fondo de esas sombras que
flotan sobre el suelo no podrá liberarse jamás. El recuerdo es el único
paraiso del cual nunca vamos a poder ser expulsados.
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